GPS Senderismo Familiar Costa del Sol

22 agosto 2006

Marruecos: Fez y Marrakech

La entrada en Marruecos
Nada más entrar en el puesto aduanero nos dejan muy claro lo que nos espera, un “funcionario”, trabajando entre los policías, para agilizar los trámites, nos dice entre dientes, “prepara un billete para nosotros”. Le damos 5 euros y pasamos la frontera rápidamente. Paco, curiosamente, nos guía sin problemas por las calles de Tánger hasta la autopista que nos debe llevar hasta nuestro primer objetivo, Fez.

Por el camino, en un área de descanso, otros turistas nos cuentan sus experiencias con la policía marroquí: según nos dijeron, suelen llevar, en una nevera, botellas de cerveza y vino para ofrecérselas a los policías cuando las exigencias de éstos así lo aconsejan, otros decían llevar chocolate y bombotes, incluso los había quiénes decían meter un billete de 100 dh (unos 10 euros) entre el pasaporte para facilitar la “comprensión” policial.

Por nuestra parte, no podemos decir ni aconsejar nada al respecto, tuvimos la suerte de encontrar ocupados con otros vehículos a los numerosos controles policiales.

Fez
Llegamos sin problemas, directamente al hotel, preguntándonos que espíritu, benigno o maligno había poseído a Paco para que dicha circunstancia se produjera, el que lo conoce sabe muy bien a que me refiero, él que se suele perder atravesando a lo ancho un campo de fútbol, no se perdió guiándonos por tierras de Marruecos, ¡no era él!.

Visitamos la ciudad, su medina, declarada patrimonio de la humanidad, la recorremos, en principio, acompaños con un “guía local”, con el que, ¡como no!, al final discutimos sobre el precio y condiciones pactadas, y solos al final de la tarde, sumergiéndonos en el ambiente colorido que nos ofrece sus cientos de callejuelas y sus miles de pequeños comercios.

El “guía local” nos lleva a ver unas instalaciones de curtido y tintado de pieles de cordero y camello, las atravesamos, el olor es fuerte, pasamos por pasillos estrechos, subimos y bajamos escalerillas por las que casi tenemos que gatear, llegamos a los tejados de la ciudad y a un sendero que, atravesando una zona de chabolas o talleres artesanales, nos lleva a lo alto de uno de los pequeños montes que rodean la ciudad, desde donde tenemos una buena panorámica de Fez.

En su momento determinado, al finalizar el día, vivimos algunos momentos de tensión, las luces se iban apagando poco a poco, las gentes iban desapareciendo de las calles y el grupo seguía a Paco que constantemente nos repetía, no os preocupéis, fiaros de mi instinto, pero lo cierto era que a cada paso las callejuelas se hacía cada vez más angostas, menos transitables, apenas veíamos comercios abiertos, solo veíamos una luz de tarde en tarde.

- ¿Paco?, ¿te has pedido?
- Me temo que si, ya no se donde estamos.

Caras y gestos de preocupación, nos encontramos en un laberinto extraño sin apenas luz y ojos que nos miran desde las sombras, ¡Pacooooooo, sácanos ya de aquí, por lo que más quieras!, le gritamos casi al unísono, volvemos sobre nuestros pasos, casi a la carrera y tras recorrer unos cuantos kilómetros, calle tras calle, por fin, encontramos la salida.

Marrakech
Llegamos más tarde de lo planeado, la falta de alguna que otra indicación en la carretera o algún pequeño despiste nos condujo más al sur de lo previsto, casi nos topamos de frente con la frontera de Mauritania sino llega a ser porque en un momento dado, en el que se suponía, según el plano que interpretaba nuestro guía (el Presidente del GPS), que estábamos llegando a Marrakech, situado en el interior de Marruecos, alguien dijo con sorpresa, “anda, pero si estamos al lado del mar”, total, vuelta atrás y unos cuantos cientos de kilómetros más.

Por la noche nos adentramos en el ambiente sin igual de la frenética plaza de los “Contadores de Cuentos”, Jemaa el Fna, donde miles de personas se agrupan en unos cuantos cientos de metros cuadrados para disfrutar de la luz, de la música, de la comida de todo tipo de especialidades marroquíes entre multitud de olores agradables y el espeso humo de las barbacoas y pasar un rato divertido con las múltiples actividades que ofrecen los bereberes para ganarse unos cuantas monedas.

Al día siguiente, visitamos la colorida, divertida y segura medina de Marrakech, mientras nos partíamos de risa escuchando el francés de Paco, que solo entendíamos nosotros y nadie más, y eso que no tenemos ni idea del idioma gabacho.

El regreso lo efectuamos sin novedad alguna, despacio y con tiempo de sobra.

La salida de Marruecos
Llegamos al puerto de Tánger en donde atravesamos varios puestos de control policial hasta que empiezan a surgir un montón de “funcionarios”, “empleados de compañías navieras” o “vete a saber que”, pretendiéndote ayudar en los trámites de embarque. Uno te indica que le sigas para sellar los pasaportes insistiendo repetidamente que le vayas preparando un “billete para ellos”, otro te hace avanzar unos pocos metros y te reclama su parte del botín, más adelante hay que sellar los papeles del coche ante dos policías que te miran con cara de pocos amigos mientras un nuevo “funcionario” te solicita una nueva contribución. Pagamos a algunos que nos parecen “complicados” y a otros los mandamos a “tomar por culo” directamente.

Por lo pelos no cogemos el barco anterior, así que tenemos que esperar en el muelle al nuestro, que saldrá con, por lo menos, dos horas de retraso. Un niño nos pide algo de comer, se lo damos y sale una docena más, nos quedamos sorprendidos, no nos piden dinero, ¡nos piden comida!.

De pronto, lo coches de delante nuestro se ponen en marcha y corren rápidamente hacia un nuevo destino, el embarque se va a efectuar en otro lugar, todos maniobran frenéticamente por el muelle, nadie se quiere quedar sin plaza en el barco, parece una carrera de autos locos, una desbandada desesperada de automóviles sin normas ni leyes de tráfico, solo embarcarán los más hábiles y rápidos, los más fuertes.

Sin saber muy bien como, llegamos a las bodegas del barco, ya casi nos encontramos en nuestro país, España, respiramos con tranquilidad, el viaje ha sido un éxito.

La agencia de viajes, "Paco Tours", ha funcionado de maravilla, los itinerarios, los billetes, los hoteles, las visitas, todo estaba previsto por un precio razonable.

Comentarios del viaje
Me han contado, que los expedicionarios de Marruecos, en un momento dado que se encontraban cansados, se metieron en una tienda de alfombras para dormitar un rato en un mullido sofá mientras los diligentes vendedores marroquíes les enseñaban cientos de mantas y alfombras beréberes.

Fundada en el siglo IX, Fez acoge la Medina más antigua de Marruecos y una de las más grandes de todo el Magreb, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981, conserva tradiciones perdidas ya en el mundo occidental, como el curtido de pieles de forma artesanal, un trabajo que se realiza de la misma forma desde hace siglos.

Plaza Jemaa el Fna de Marrakech

GPS Senderismo Familiar

La versión de Francisco Alvarez:
El día 16, la facción más intrépida del GPS encamina sus pasos hacia el país vecino: MARRUECOS.

Un país donde los exótico nos invade, un país de olores intensos, de “sensaciones” ... efectivamente, siempre sentimos la “sensación” de que nos van a engañar.

A pesar de todo, el contraste cultural nos atrae lo suficiente como para que venzamos nuestros temores y prejuicios y nos adentremos por nuestra propia cuenta y riesgo a explorar este encantador país de una manera diferente a otras anteriores que habían precedido a esta expedición.

Lo primeo que advertimos con grata sorpresa para nosotros, es que nos desenvolvemos mejor de lo esperado:
- trámites aduaneros
- embarque y desembarque
- entradas y salidas de las ciudades por donde íbamos pasando
- etc, etc, etc ...

Eso sí, siempre es conveniente llevar una buena remanente de monedas y billetes pequeños para ir pagando los I.E.M.T. (impuestos especiales marroquíes al turista).

Aunque no es mi intención personalizar en esta crónica, es justo reconocer, la gran admiración que Diego, me profesó a mi, er “Presi”, por la gran soltura con la que me desenvolvía con mapas y guías, cosa que para mí es innata, pero que comprendo que para otros les siga pareciendo sorprendente, y no digamos cuando empiezo a hacer demostraciones políglotas, ya es que se le cae la baba y entonces comprende porque yo soy el Presidente.

Meritoria también es la labor de regateo a la que se ecomiendan Isabel y Ani en sus compras durante todo el viaje, serían la envidia de más de un Ministerio de Finanzas y Comercio Exterior.

Bueno, dejémonos de pequeños tintes personales y pasemos a la ficha técnica del viaje:

a) Componentes: Paco, Diego, Isabel y Ani.

b) Itinerario:
Día 16, a las 9:00, embarque en Tarifa con destino Tánger. Llegada a las 10:00 (8:00 hora local).

Camino hacía Fez, a donde llegamos sobre las 16:00 para hospedarnos en el hotel Sofía (4* A), muy recomendable.

Breve inspección a la parte antigua para preparar la visita de la mañana siguiente, que consistirá en recorrer durante todo el día su peculiar medina, una ciudad que nos transportará en el tiempo con su más de 9.000 intrincadas callejuelas en las que su distribución comercial sigue siendo la de la organización por gremios.

Día 18: partimos de Fez a Marrakech, la ciudad roja berebere, la puerta del desierto, donde sus extensos palmerales nos dan la bienvenida.

Después de acomodarnos en el hotel Agdal (3*), poco recomendable, nos dirigimos a visitar su mezquita más importante, con su impresionante minarete (la Koutubia), la cual dicen que es la gemela de la Giralda sevillana.

Poco después nos encaminamos hacia su gran plaza, Jemaa el Fna, donde la gran diversidad de pesonajes pintorescos te hacen creer que estás en el cuento de Alí Babá, también son increibles la cantidad de puestos de comidas, en donde dimos buena cuenta de algunos platos típicos de Marruecos.

Al día siguiente (19), lo dedicamos por entero a visitar su medina, que aunque no siendo tan grande y complicada como la de Fez, no por ello deja de tener gran interés.

El día 20 partimos de regreso para hacernos de un tirón Marrakech / Tánger (unos 650 kilómetros), aunque afortunadamente casi todo el trayecto es autopista de peaje (unos 15 euros por todo el trayecto) y llegamos a Tánger con bastante antelación para el embarque a Tarifa, con lo cuál nos pemite hacer una buena visita a pié por Tánger.

En fin, un viaje recomendable a todo el mundo, exento prácticamente de riesgos (siempre qu respetes los límites de velocidad) y bastante económico sino te pasas con las compras y buscas hoteles por internet.
¡Volveremos!

Francisco Alvarez del GPS Senderismo Familiar

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20 agosto 2006

Ruta Poqueira-Mulhacén

Desde la Oficina de Información de Capileira, situada a la entrada de éste magnífico pueblo alpujarreño, el Servicio de Interpretación de las Altas Cumbres de Sierra Nevada (información y reservas en el teléfono 958 763486) (el número de teléfono en el año 2010 lo han cambiado: 958 763090 y 671 564406) facilita, en temporada veraniega, el acercamiento al refugio Poqueira y a la cumbre del Mulhacén, techo de la península Ibérica (3.483 metros) mediante un servicio de microbuses o autobuses, también llamados "lanzaderas".
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En el siguiente enlace desarrollamos la ruta:
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Agosto 2.006: al Mulhacén desde el Refugio Poqueira



Mi reencuentro con la montaña no podía haber sido más emocionante y espectacular. Después de varios meses de obligada ausencia de las sendas por enfermedad, volvía a ascender una cumbre, nada más y nada menos que el Mulhacén en Sierra Nevada...



La llegada al refugio de Poqueira al atardecer desde el Alto del Chorrillo nos brindó la oportunidad de contemplar una impresionante panorámica de la cara Sur de Sierra Nevada, entre otros, el Veleta, los Crestones de Río Seco, el Puntal de la Caldera y el falso Mulhacén. Y para la gran mayoría supuso conocer por primera vez la experiencia inolvidable de dormir en un refugio de alta Montaña a 2.500 mts. de altura...


Algunos de los miembros de la expedición en el Alto del Chorrillo. Al fondo el "falso" Mulhacén.





Este vértice geodésico del Mulhacén II está que se cae.





En la cumbre del Mulhacén.




Mi reencuentro con la montaña no podía haber sido más emocionante y espectacular. Después de varios meses de obligada ausencia de las sendas por enfermedad, volvía a ascender una cumbre, nada más y nada menos que el Mulhacén en Sierra Nevada.

Nuestro grupo senderista GPS había organizado una jornada montañera de dos días:
1er día, dormir en el refugio de Poqueira. 2º día, subida al Mulhacén.
Componentes de la expedición: Cristina, Diego, Ani, Paco, Oscar, Pablo, Alex, Nacho, Inma, Manolo, Maite y Pepe. –Se echó en falta a otros miembros del grupo–

La llegada al refugio de Poqueira al atardecer desde el Alto del Chorrillo nos brindó la oportunidad de contemplar una impresionante panorámica de la cara Sur de Sierra Nevada, entre otros, el Veleta, los Crestones de Río Seco, el Puntal de la Caldera y el falso Mulhacén. Y para la gran mayoría supuso conocer por primera vez la experiencia inolvidable de dormir en un refugio de alta Montaña a 2.500 mts. de altura.

Inma y Manolo, que salieron desde la Hoya del Portillo, llegaron dos horas y media más tarde. Nos asignaron una sola habitación justo con doce camas (seis literas –muy altas en opinión de Diego–), y tras dejar las mochilas nos fuimos a cenar a la entrada del refugio, ya anocheciendo; estampa increíble y casi irrepetible de ver como la alta montaña se va cubriendo de sombras mientras aparecen las primeras estrellas en una noche limpia.

Tras la cena y una animada conversación, nos dispusimos a contemplar las famosas Perseidas o lluvia de estrellas que suele tener lugar en estos días de agosto, en el cielo claro de Sierra Nevada. Pudimos ver algunas estrellas fugaces, pero no tantas como pensábamos, hasta que la luna menguante (pero bastante grande aún) y el cansancio nos llevó a las literas poco antes de la una de la madrugada.

Noche de inquietud en la que algunos no pudimos dormir bien, otros se levantaron a media noche, caso de Paco y Diego Sisí (que se fue a pasar un rato fuera bajo la luz de la luna). Algunos ronquidos…

Al día siguiente:
7’30 h – diana
8’15 h – desayuno (un poco escaso con demasiada bollería y galletas)
8’45 h – haciendo los preparativos
9’20 h – salida del refugio
Objetivo: Mulhacén.

Enseguida comienzan las dificultades (que no nos abandonarían a lo largo de toda la jornada). En la primera cuesta que sale del refugio, observo que Óscar está siendo atendido por Ani; las botas le producen una rozadura y anda con dificultad. Maite, que había salido un poco atrasada, hace un esfuerzo para conectar con el grupo y acaba pagándolo con los primeros síntomas de fatiga. Por primera vez –y no sería la última– le viene a la mente la idea de abandonar. Sin duda no es un buen comienzo. En este momento clave apenas iniciada la ruta, la ayuda de Diego fue inestimable, animando a Maite a seguir y a caminar a su ritmo lento. Así que agrupados Cristina, Maite, Diego y yo mismo, conseguimos tirar hacia delante y Maite pudo recuperarse.

Muy poco después llegaría el segundo problema. El gran grupo se rompe, tanto que queda dividido en tres:
1º– Por un lado Inma y Manolo, que habían decidido subir a la Alcazaba, se pierden monte arriba.
2º– Paco y Ani al mando de los cuatro chicos, Óscar, Pablo, Alex y Nacho, atajan por los hitos de piedra y abandonan el carril principal, lo cual hace que se salten el cruce que debían seguir. Finalmente se pierden. ¡Cómo no!, tratándose del Presi Paco, la pérdida está asegurada, aunque hay que decir que normalmente es una “pérdida controlada”. Este grupo sigue el carril equivocado que va desde Capileira al refugio de La Caldera. La ruta prevista era subir por la loma del Mulhacén, mucho más al este. (Supongo que tantas paellas veraniegas, playa, etc. le habrán jugado una mala pasada).
3º – Diego, Cristina, Maite y yo (Pepe), formamos el tercer grupo que prudentemente y para reservar fuerzas, seguimos por el carril.

Pero la alarma nos asalta enseguida. Estamos muy preocupados; un grupo afronta la durísima subida a La Alcazaba, y no sabemos si lo conseguirán. Con el otro grupo ya no tenemos contacto y puede que se hayan perdido, y para colmo nosotros vamos muy despacio. Las palabras que me dirige Diego en ese momento son inquietantes: “Esto se está complicando”.

Pero como ya he dicho anteriormente, las adversidades no dejaron de castigarnos. En esta ocasión Diego empieza a resentirse de la altura y decide subir por el antiguo carril. –con lo cual ahora estamos repartidos en cuatro grupos–, mientras Maite, Cristina y yo seguimos ganando altura por la loma del Mulhacén a través de hitos y sendas. Después de una pausa para comer me adelanto un poco para reconocer el terreno pues estamos en una zona de fuerte subida y grandes rocas y piedras. De esta manera formamos tres grupos un tanto peculiar, pues aunque caminábamos separados, no perdíamos el contacto visual.
1 – Diego (camina por el “falso llano” a la derecha)
2 – Maite y Cristina (me siguen por detrás)
3 – Yo

Después de unas tres horas de ruta, me paro para intentar un reagrupamiento y ascender juntos los últimos tramos hasta el Mulhacén II y seguidamente al Mulhacén. Pero cuál es mi sorpresa cuando veo aparecer a Maite sola y me comunica las peores noticias; Diego y Cristina abandonan. Sin duda la hora que teníamos reservado el autobús (4’30 h), y el ritmo que llevaban les hicieron sopesar la idea del regreso. Pero, como después me comentaron, lograron al menos coronar el Mulhacén II de 3.361 mts.

Nos surgen entonces los primeros dilemas y decisiones importantes: ¿Acompañamos a Diego y a Cristina? ¿Los dejamos solos? ¿Subimos al Mulhacén? ¿Tendremos suficientes fuerzas y tiempo para regresar y poder coger el autobús?...

Decidimos continuar y cuando llegamos al Mulhacén II, Maite está algo tocada. Es la tercera o cuarta vez que piensa en abandonar. Me vinieron entonces a la memoria las imágenes de los montañeros que tienen que desistir de la subida al Everest a poco más de cien metros de la cima –difícil decisión– (salvando las distancias por supuesto).

Animé a Maite a continuar y le dije que era una ocasión única de alcanzar el techo de la península, que estaba sólo a media hora de conseguirlo y que nos daría tiempo de volver y coger el autobús (aunque en el fondo yo mismo lo dudaba).

Cerca de abrazar el poste geodésico pudimos ver al grupo de Paco Ani y los cuatro chicos, que habían llegado aproximadamente una hora antes y que nos esperaban ansiosamente. Parece ser que durante la “pérdida controlada”, el Presi, con buen criterio, dejó la pista de Capileira y recortó hasta subir cerca del Mulhacén II (aunque algunos lo atribuyen a la iniciativa de los chicos).

Por fin pisamos la cumbre del Mulhacén. Las vistas y las emociones son espectaculares. La laguna de La Mosca y de La Caldera este año tienen más agua y de un color verde intenso. También tenemos una magnífica visión de Siete Lagunas y de toda la cuerda de los tresmiles de Sierra Nevada. FANTÁSTICO.

Pocos minutos después de nuestra llegada, el grupo de Paco y Ani inicia el regreso y va ya con la hora justa. Tenemos que bajar con ellos, pero …… Maite no puede. Le ha dado un bajón, tiene escalofríos, sin fuerzas; es imposible que de un paso, necesita recuperarse. Así que permanecemos casi una hora más en la cumbre. Pero era evidente que la situación iba a convertirse en verdaderamente dramática y desesperada. Sabiendo ya con seguridad que habíamos perdido el autobús, iniciamos el descenso con gran incertidumbre. ¿Habría plazas en el último autobús?, de lo contrario teníamos unas negras opciones: caminar cuatro horas más hasta Capileira, volver al refugio de Poqueira sin reservas, dormir al raso sin saco…????.

Afortunadamente había justo dos plazas libres en el autobús que nos llevo sanos y salvos hasta Capileira. Final feliz de la expedición.

Gracias a todos por esta fantástica ruta que hemos disfrutado como nunca, a pesar de las adversidades.

PD. A las nueve y media de la noche suena el móvil. Inma y Manolo nos comentan que acaban de llegar a la Hoya del Portilo. Nos dan la buena noticia de que han conseguido subir a la Alcazaba (3.371 mts.) Ha sido una ruta durísima de más de once horas, y apenas han disfrutado en la cumbre más de dos minutos ni del paisaje de Siete Lagunas. Están destrozados y tienen callos en los pies.

Pepe León
GPS Senderismo Familiar
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14 agosto 2006

Expedición Capileira-Poqueira-Mulhacén

Algunos instantes de la expedición:


En el mirador de Trevélez, a 2.727 metros de altitud.


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Jajajajajajajajajajajajajajaja , me parto , me mondo y me troncho de risa cuando de solo pensar que Diego se a dispuesto a subir el Mulhacén (techo de la península Ibérica ) y no es capaz de subir la litera del albergue . ¡Diego ya mismo subirás el Mulhacén ( en helicóptero ) . Animo, Diego, estoy contigo !. Oscar (Number One).
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La subida al Mulhacen una experiencia maravillosa, hay que destacar el gran comportamiento de Pablo, Nacho, Oscar ( el number one) , Cristina y Alex los cuales nos dieron una lección en cuanto a lo deportivo que tardare tiempo en olvidar, lo que si que no puedo olvidar es el bizcocho de Alex, ¡ que maravilla! Alex, te fichamos para la nueva temporada 2006 – 07. La parte negativa de la excursión el olor del w.c. del albergue . Chao. Ani.
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¡¡¡Inolvidable experiencia!!!! Este fin de semana, por iniciativa de Diego, gran parte del GPS, ha marchado a coronar el techo de la península: EL MULHACÉN. Y todo esto ha servido para ir desterrando algunos mitos y falsas creencias, por ejemplo: -El presidente no siempre se pierde, a veces (yo diría que la mayoría de las veces) encuentra la senda correcta. -¿Quién dice que Diego es un “maquina”? Estamos llegando ala conclusión que las fotos del año pasado de su subida al Mulhacén es fruto del Photosop. - etc, etc. etc…. Paco (Un "presi" alucinado).
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¡Cuanta infamia hay en el mundo! No quería hacer ningún tipo de declaraciones, a la espera de la oficial que efectúe el Comité correspondiente, pero las torticeras acusaciones que se han escrito en este medio me obligan a puntualizar dos cuestiones: 1. Alguien tenía que quedarse en el campamento base, establecido en el Mulhacén II o falso Mulhacén, custodiando víveres y pertrechos, y me tocó a mi, nada más, allí me quede, asumiendo esa responsabilidad, que me impidió disfrutar de la cumbre del Mulhacén por segundo año consecutivo. 2. Sobre la litera: así fue, cedí mi puesto en la litera de arriba a una gepera, por pura caballerosidad, ya que, abajo, apenas se podía respirar dado el olor que desprendían las mantas que nos suministró el refugio y el que aportaron algunos de los geperos al quitarse las botas, ¡las literas de abajo eran un infierno de calor, olor y ronquidos a diestro y siniestro!. 3. Está vez si es verdad, el grupo que seguía al presidente hacía el Veleta no se perdió, gracias a Oscar, que desde los primeras rampas duras asumió el liderato del grupo, cambio de rumbo y tirando de él lo guió hasta la cumbre del Mulhacén. 4. Podría decir muchas más cosas, pero me las voy a callar hasta leer el comunicado oficial del GPS. Y en otro orden de cosas, daros las gracias a todos por los buenos ratos que compartimos en esos dos días, espero que tengamos la suerte de poder repetirlos en otras expediciones, ¡y cuantos más geperos mejor que mejor!, ¡echamos en falta a muchos ausentes!. Diego.




Saliendo del refugio Poqueira (2.500 metros).




Refugio Poqueira y el Veleta, al fondo de la fotografía.


En la cumbre del Mulhacén (3.483 metros)
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10 agosto 2006

Subida al Teix de Palma de Mallorca

Todos los años , en la primera luna de Agosto, subimos a una montaña mágica que hay en la isla, el Teix.

Este año en la subida al Teix tuvimos una suerte tremenda, por fin vimos esconderse el sol en el mar por un lado y salir la luna por el opuesto.

Allí recogimos con respiraciones todas las cosas malas de este año del mundo y las transformamos en buenas con la palabra que tocaba que era ZO. Os parecerá de risa pero en lo alto de esa montaña unas 60 personas entre ellas muchos niños en silencio haciendo esto, es una maravilla.

Pudimos llegar al refugio sin llover y Dolores nuestra amiga que nos invita porque allí hace 9 años echo las cenizas de su marido, nos tenía preparada una merienda mallorquina estupenda, después ya dentro del mismo que es el pabellón de caza del Rey D. Sancho del SXII que es muy pequeño pero muy acogedor cenamos y cayó una tormenta espantosa que no nos dejó salir hasta la 1 de la noche o más. Lo pasamos estupendamente bien y este año con Pablo y Keka.
Maríamercedes
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08 agosto 2006

Río Chillar

Esta ruta que describo a continuación comprende la parte baja del río Chillar, desde “La Cantera” hasta “La Presa”.

Aunque en toda la bibliografía encontrada (libros, páginas de Internet, etc.) se habla de una duración de unas 6 horas ida y vuelta, que nadie se llame a engaño; esta es una ruta de al menos 9 ó 10 horas (teniendo en cuenta las paradas para las fotos, la comida, las pausas…). Pero, por otro lado, es un recorrido que enamorará al senderista más exigente. En pleno mes de julio y con el calor que cae a plomo, el río Chillar representa un sendero refrescante que discurre entre la sombra de un valle encajonado entre montañas e impresionantes cahorros, y por el agua limpia y cristalina del río, con algunas pozas y saltos de agua.

Todo comenzaba a las 8’00 horas de la mañana cuando Maite (La Elfa de sierra Crestellina) y yo, quedamos citados en Plaza Mayor con nuestros jóvenes amigos alemanes, una pareja típica de Bavaria al sur de Alemania, —lo de jóvenes es una pura ironía, puesto que como podréis ver por las fotos, rondan los 70 años).

Había una coincidencia especial en esta ruta: mis queridos compañeros del CP iban a realizarla justo al día siguiente, ya que nosotros no podíamos.

Durante el camino en coche hasta Nerja, conversando con Robert y Gisela (que así se llaman los alemanes), fui descubriendo que la ruta que ellos querían realizar y que tenían bien detallada en un libro, se trataba de la zona baja del río Chillar, y no de la parte alta (que era la que iba a hacer el CP al día siguiente, con JIA, el Comandante, a la cabeza, junto con Fernando y Ana (Los vigías del Juanar), y otros senderistas venidos desde Sevilla).

Había pensado dejar un par de señales o mensajes durante el camino, de manera que el Comando las viera, al día siguiente y sirviera de ánimo y estímulo. Pero en vista de que no iban a coincidir las rutas, empecé a desechar la idea.

La energía negativa de Saruman se presentó en forma de una serpiente grande y de color verde que vimos justo en el camino de entrada al río. “Como esa son las que hay en el Chillar”, comenté (y me vinieron a la cabeza las muchas serpientes de agua con las que tuvimos que lidiar en las Angostura del Guadalmina). Las mujeres se miraron con pocas ganas de entrar al río. Sin embargo, nada más lejos de la realidad; las puras y cristalinas aguas del Chillar, que corrían en todo momento, no albergaban ningún bicho rastrero. A las 9’30 comenzamos el camino desde “La cantera”. En media hora algo aburrida y casi sin agua, llegamos a la central eléctrica. El caudal de agua empieza a subir, primero hasta los tobillos y después, en algunos tramos, hasta las rodillas. En otra media hora empiezan a verse los famosos cahorros, estrechísimos; ambas paredes pueden tocarse con los brazos extendidos (es impresionante). En poco tiempo se llega a una poza, donde nos podemos dar un chapuzón. A partir de aquí la senda se hace progresivamente más difícil. Entre dos horas y media y tres de continua subida, se suceden y se intercalan zonas cómodas, con otras de grandes piedras, pequeños torrentes y mini-cascadas, con pasos más dificultosos y sobre todo resbaladizos, pero que hacen el paisaje más agreste, salvaje y hermoso. Se llega a una segunda poza con una bonita cascada donde termina para muchos la ruta. Aquí hay que abandonar el curso del río y atravesar grandes bloques de piedra y saltos de agua —es el tramo más complicado, hay que usar las manos, aunque no representa riesgo serio). Volvemos al rio y después de media hora aproximadamente, “La presa” sigue sin aparecer. Hacemos alto en el camino para la comida y entonces… Saruman vuelve a hacer acto de presencia; después de casi 5 horas de subida flaquean las fuerzas y las chicas deciden que no continúan. Haciéndole sombra a la mismísima Isabel (La bella durmiente del carril), se echan un rato de siesta. Mientras, Robert y yo decidíamos seguir unos veinte minutos más. Había algo en aquel ambiente, en aquellos tajos inmensos, que me decían que La presa estaba cerca; podía casi olerlo. La “expedición” dio sus frutos y llegamos en media hora a la famosa Presa. Además descubrimos dos carriles: uno, el que lleva hasta Frigiliana, y otro, el conocido como La Cuesta de los Galgos, que sube hasta el área recreativa del Pinarillo. Mi alegría fue inmensa, porque recordé que por este último carril sí pasarían mis compañeros del CP, poco después de iniciada su ruta del Alto Chillar. Así que, aunque había perdido la esperanza, pude dejar al menos uno de los mensajes en la rama de un arbusto, cerca de la casa en ruinas y de La Presa.

Finalmente hicimos el camino de vuelta por el mismo sitio. En total, unas 10 horas de una ruta… INOLVIDABLE. A la vuelta, nuestros amigos alemanes, Robert y Gisela, nos invitan a cenar a su casa en Alhaurín el Grande, con una tarta de ciruelas, especialidad típica de Bavaria. Pero eso quízás lo contaré en otra ocasión.
EPÍLOGO
1’30 horas – Madrugada del mismo día. Ya en casa, Maite me llama desde la habitación mientras estoy curándome las heridas de piernas y brazos. Me pide un analgésico; tiene el tobillo hinchado.
18’15 horas – Tarde del día siguiente. Recibo un mensaje en mi móvil. “Hemos encontrado el mensaje”. —La alegría es indescriptible—
Pepe León
GPS Senderismo Familiar Málaga

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07 agosto 2006

Viviendo los Pirineos

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
Ya he vuelto de los Pirineos. Tanto suspirar por la aventura, tantos días de preparación y al final ya pasó.

La experiencia ha sido mejor de lo esperado. He pasado seis días felices, lo que se dice felices. Hacía tiempo que no sentía este bienestar y contento interior. Así que lo recomiendo a quien lo quiera hacer.

Quizas haya sido una conjunción de fuerza del entorno, recuperar vivencias de hace muchos años, sensación de libertad, ausencia de presiones internas y externas ya que me propuse no ponerme objetivos de obligado cumplimiento, sino ir un poco a lo que me pedía el cuerpo y la cabeza.
En resumen ¡genial! con ganas de repetir.

Tenía previsto siete días de montaña, pero mi jefe me robó uno, ya que no se como me pudo localizar cuando iba por las alturas, sin cobertura teórica de teléfono, pero así fué y tuve que irme a Madrid el último día. Menos mal que fue el último.

Lunes 24 de viaje, avión a Barcelona, coche alquilado vía Monzón, hasta Torla en la entrada del parque nacional de Ordesa.

Días 25, 26 y 27, la vuelta al Vignemale, durmiendo dos días en plena montaña, en la tienda de campaña. Uno de ellos junto a un refugio francés y otro en el valle del clan del oso cavernario (sensación de ser la única persona en el mundo). Algo de lluvia, tormentas y unos paisajes que te dejan sin aliento. Subí al Petit Vignemale de 3050 metros de altura. Quitando la noche solitaria, mucha gente por todos lados.

Día 28 descanso, que aproveché para ir a Panticosa, al balneario, en donde había pasado hace 41 años 15 días montañeros con mi hermano. Visité de casualidad un parque botánico-zoológico en las proximidades, que recomiendo a quien quiera verlo. Se llama algo así como Lacuniacha.

Sábado y domingo 29 y 30, la travesía al Monte Perdido, pasando por la brecha de Rolando, dormida en tienda junto al refugio de Góriz, subida al lago Helado del Perdido (3000 metros) y vuelta al coche por todo el valle de Ordesa. Encuentros con sarrios (la cabra del Pirineo), armiños, marmotas, Edelweis (que casi es un milagro verlas por lo pocas que quedan). En fin naturaleza en estado puro, montañas que te sobrecogen, valles colgados de las cimas, grises y blancos por arriba, verdes intensos en las profundidades. Una autética gozada para los sentidos y los sentimientos.

Lunes, al trabajo adelantado e inesperado. Es decir: fin. Y a volver a soñar.

La mochila bien, las fuerzas también, he vuelto algo más delgado, y al encontrarme con la realidad del día a día casi que me está dando la neura.
Jaime

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03 agosto 2006

Expedición Capileira - Poqueira - Mulhacén

Punto de encuentro: el día 11/08/06 a las 17h en la Oficina de Información de Capileira.

Salida desde Capileira, a las 17h 30’, al mirador de Trévelez (2.727 metros), en uno de los microbuses facilitados por el Servicio de Interpretación de las Altas Cumbres de Sierra Nevada (teléfono 958 763486) (el número de teléfono en el año 2010 lo han cambiado: 958 763090 y 671 564406), precio: 7,50 euros los adultos y 4 euros los niños menores de 9 años, ida y vuelta. Se han reservado 11 plazas y hemos tenido que anticipar 75 euros, remitidos por transferencia a TRAGSA.

Desde el mirador de Trévelez hemos de caminar, unos 75 minutos, hasta el refugio Poqueira (a unos 2.500 metros de altitud) (teléfono 958 343349), en el que hemos reservado 13 plazas, alojamiento y desayuno, con estos precios:
- Alojamiento adulto: 10 euros
- Alojamiento menores de 16 años: 4 euros
- Desayuno: 4 euros

Descartamos la cena, 12 euros, y las bolsas de picnic para el día siguiente a 9 euros.

Por la noche, esperamos contemplar, en todo su esplendor, las Perseidas, lluvia anual de meteoritos provenientes de la desintegración del cometa Swift-Tuttle, que puede observarse desde el 20 de julio al 19 de agosto, con un máximo de intensidad en la noche de San Lorenzo, entre el l0 y el 11 de agosto.

Desde el refugio Poqueira, unos pretenden subir a la Alcazaba (3.366 metros) y la mayoría al Mulhacén (3.483 metros).

También hemos reservado y cerrado el microbús de la vuelta, el día 12/08/06 a las 16h15’, desde el mirador de Trévelez hasta Capileira, 13 plazas. Las dos plazas que solo utilizan el regreso les cuesta 4,50 euros.

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Lluvia de estrellas fugaces
Las Perseidas o "Lágrimas de San Lorenzo" es la lluvia de estrellas fugaces que todos los veranos nos invita a observar el cielo y acercarnos un poquito más a la astronomía, deben su nombre a que parecen irradiarse desde la constelación de Perseo.
Además de ser la lluvia de estrellas fugaces más espectacular, tienen una notable importancia histórica porque representan el primer caso de correlación que vio la luz entre cometas y estrellas fugaces. En 1862 dos astrónomos, Swift y Tuttle, habían descubierto un espléndido cometa, que realizaba una larga órbita alrededor del Sol con un periodo de 120 años, que fue llamado precisamente cometa Swift-Tuttle en honor a sus descubridores.

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Reunión en el monte Palomas

Reunión en el Monte Palomas
Uno desde el Calamorro y el otro subiendo por Jabalcuza, nos encontramos, a las 18 horas, en el monte Palomas bajo un sol churrusqueante, menos mal que a la sombra del poste geodésico, con amplias vistas a la bahía de Málaga, al mar Mediterráneo y a Torremolinos, corriendo una ligera brisa, te sentías reconfortado y fresco.

Allí, sin más preámbulo y sin almas a la vista, se trataron los temas que había que tratar, se despacharon uno tras otro todos los asuntos pendientes, se escribieron cartas, se aprobaron presupuestos, se denegaron otros, se concedieron distinciones, altas, bajas, rutas, se aprobó una gratificación extraordinaria al Explorador del Juanar por su meritoria labor en el campo de la exploración, etc ..., etc..., así hasta las 21 horas, en el momento en que el Presidente se dio cuenta de la hora y dio por cancelada la sesión de trabajo.

Para volver a la civilización, a pesar de la tardía hora, al Presidente se le ocurre bajar por el cerro de Jabalcuza por una vereda que nos llevaría rápidamente, según el, a las proximidades del cruce de Churriana.

Empezamos a buscar la vereda, ya sin agua y por supuesto sin comida, no estaba previsto una marcha tan prolongada, y claro, ¡como no!, sea por la falta de luz, sea por lo de siempre, no perdemos.

Van pasando las horas, la noche se cierra, la sed y el hambre empiezan a pasar factura, los nervios enfrían la comunicación y el Presindente, a las 24h., aún sigue diciendo: -No pasa na, si la vereda tiene que estar justó aquí al lado.

Y seguimos dando vueltas, ahora parriba, ahora pabajo, al este, al sur, vueltas y vueltas entre espeso matorral y afilado pedregal.

En un momento de desesperación, la furia se apodera de mi cabeza, no se lo que me pasó, no se quién guió mis manos, que locura me invadió, casi desfallecido por el cansancio, la sed y el hambre, agarré el cuello del Presidente y apreté fuerte, apreté todo lo que mis escasas fuerzas daban de si.

- Presidennnnnnnteeeeeeeeee, mamonaaaazzzoooooooo
No se que hubiera pasado si en ese momento no escuchamos correr el agua, el Presidente, medio tosiendo, medio asfixiado, se hace entender
- El aguaaaaa , el agua es de un depósitooooooo que está al lado de la carretera, ya hemoooooos llegadooooooo, arggggggggggg.

En ese momento, escuchamos las campanadas de la Iglesia de Churriana, cuatro, son las 4 de la madrugada, es muy tarde pero hemos llegado y el Presidente sigue vivo (menos mal que las fuerzas eran escasas).

A la luz de las estrellas bajamos como podemos los pocos metros que nos quedan y, por fin, podemos dar por concluida la reunión en la cumbre del monte Palomas.

Algo avergonzado por mi comportamiento, sin decir nada, le doy un abrazo al Presidente que me mira con reprobación y me voy a por mi coche.

Hoy, ya es otro día.

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