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25 septiembre 2006

Baños de la Hedionda y Canuto de la Utrera


Baños de la Hedionda



En el Canuto de la Utrera

Baños de la Hedionda

Otras leyendas apuntan a que fue el propio Julio César, quién siendo pretor romano en la península Ibérica y de visita de inspección por estas tierras, utilizó estas aguas sulfurosas para tratarse una enfermedad cutánea.

Curiosamente, en bastantes páginas de internet se habla de que las aguas sulfurosas de los Baños de la Hedionda en Casases tienen propiedades curativas hepáticas. El error, suponemos que de trascripción, consiste en que, en algún sitio, se hablaría de las propiedades curativas herpéticas (de herpes) y se transcribiría por hepática (completamente distinto). Así que dichas aguas no tienen propiedades curativas hepáticas (como se afirma en diversas fuentes) y si, herpéticas, cutánea, dermatológicas ... (como se afirma en otras).

Para ir desde Manilva (pueblo) hasta los Baños de la Hedionda hay que bajar por al calle Padre Mariano (muy empinada aunque cementada) hasta una carretera que sube desde la costa por la que giramos hacia la izquierda y la seguimos hasta atravesar la autopista por debajo. A los pocos metros se accede por la derecha a un carril terrizo por el que hay que seguir hasta pasar la Ermita y justo a continuación nos encontramos con un edificio medio abandonado, medio en ruinas. Justo en frente del edificio se localizan los actuales baños.

Molinos harineros

Durante el siglo XIII se generalizó el uso de los molinos de agua para triturar cereales y conseguir la harina y salvado, bases de la alimentación humana y animal por aquellos tiempos.

Canuto de la Utrera

La Utrera, situada al sur del municipio de Casares, es una hermosa y pequeña sierra dibujada con hermosas formas kársticas de gran interés paisajístico. Es accesible con relativa facilidad por el llamado Canuto de la Utrera, una garganta de gran belleza que atraviesa la sierra de norte a sur.

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De Casares a los Baños de la Hedionda

De Casares a los Baños de la Hedionada y Canuto de la Utrera

Atravesando el río Manilva

Dejamos un vehículo en las cercanías de los Baños de la Hedionda y con los demás subimos todos a Casares, desde donde iniciamos la jornada para recorrer el PR-A-162 que une dicha localidad con la de Manilva.

Pasamos por un cementerio en quiebra, sin muertos, abandonado y por lo que queda de unos cuantos molinos harineros que aprovechaban el agua del río Manilva, donde intentamos adivinar como los hacían funcionar los hombres y mujeres que habitaban estas tierras en el pasado.

Llegamos a los Baños de la Hedionda algunos minutos después de la parada para reponer energías. En estos baños, de aguas sulfurosas con propiedades dermatológicas y de fuerte olor (de ahí lo de Hedionda), también conocidos por la zona como Baños Romanos, se bañaron, según cuenta la tradición popular, las legiones romanas de Julio César unos cuantos años antes del nacimiento de Jesucristo a la espera de librar batalla con las huestes de Pompeyo.

Después de visitar la zona de baños avanzamos unos cuantos metros para introducirnos en el Canuto de la Utrera por el que ascendemos entre paredes de piedra y un buen número de escaladores que practicaban senderismo vertical.

Casi al final del Canuto nos encontramos con unas instalaciones abandonadas, dos grandes piscinas, una plataforma de hormigón y una nave ya en ruinas. Según nos contaron por el camino (andando, preguntando, aprendiendo) dichas instalaciones se construyeron cuando ciertas prospecciones realizadas por la zona apuntaron la posibilidad de hallar petróleo, finalmente solo encontraron una bolsa de gas cuya producción no consideraron rentable, abandonando el complejo construido al efecto.

Nos contaron también que, muchos años atrás, subían por el canuto hasta camiones para cargar piedra de una cantera que se explotaba entonces y que el firme de piedra que de vez en cuando encontramos son restos del camino que se construyó a tal efecto.

Tras el descanso, las fotos y la conversación, iniciamos el regreso, no sin antes volver a estudiar el último y sofisticado plan de ataque al Encinetas, cuya “cumbre maldita” pronto pasará a formar parte de la historia gepera.

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21 septiembre 2006

Jornada de senderismo del GPS

Domingo, 24 de septiembre de 2.006

Itinerario: Casares, Canuto de la Utrera, sierra de la Utrera, Baños de la Hedionda, antiguos molinos harineros y Manilva. (El itinerario no es cerrado y se puede adaptar a las ganas de andar que tenga cada uno) (también habrá que adaptarlo en función de donde dejemos los coches).

Hora y lugar de encuentro: a las 11 de la mañana en Manilva (pueblo), justo al lado del cartel que señala el PR dirección a Casares, al inicio de la calle Padre Mariano. (Sobre la marcha decidimos si llevamos algunos coches a Casares para la recogida o nos volvemos antes de llegar a dicho pueblo, o ..., Pepe y Maite, que conocen la zona y el camino, nos podrán comentar las opciones).

Dificultad: muy fácil

Tiempo recorrido: unas 4/5 horas

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Aproximación a la "Cumbre Maldita", el Encinetas

El Encinetas de Sierra Palmitera: la montaña más alta de San Pedro de Alcánatara
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Ruta durísima la subida al Encinetas, quizás de las más duras que recuerdo. Primero porque es difícil encontrar el punto de inicio, y después porque no hay camino ni sendas, se encuentran continuamente matorrales, jaras, aulagas, cojines de suegra y pinchos por todas partes, y hay que crestear la larguísima arista norte de la Sierra…
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Pues bien, con estos mimbres comenzamos la travesía de la Sierra Palmitera María José, Diego, Maite y Pepe. Al principio, como he dicho, nos llevó hasta media mañana encontrar una situación de inicio adecuada que nos llevara lo más cerca posible del Encinetas para poder atacarlo con garantías. Este fue nuestro error, ya que desde el llamado “Puerto del Robledal” (que en teoría era la ruta más asequible), se pueden tardar unas cinco horas –sólo ida– hasta la cumbre, cosa que habríamos conseguido a no ser porque:
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1- María José –novata que se iniciaba en la montaña con esta ruta–, sufrió una insolación con mareos y escalofríos y tuvo que quedarse atrás. Evidentemente no podíamos dejarla mucho tiempo sola y menos aún cuando la noche amenazaba con pillarnos.
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2- Por pura solidaridad con los miembros del grupo GPS (que últimamente están un poco vagos, dicho sea de paso), decidimos que esta subida al Encinetas tan deseada y soñada por todos, deberíamos hacerla juntos.
Finalmente debo puntualizar que gracias a la ambiciosa y esforzada labor de exploración e investigación de los miembros que hemos afrontado esta ruta (Diego, Maite y Pepe), los compañeros del grupo GPS pueden estar tranquilos porque al final de la jornada descubrimos una ruta alternativa que nos llevará a la cima del Encinetas en unas tres horas.
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Así que la “Cumbre Maldita” TIENE LOS DÍAS CONTADOS.

Decir por último que las vistas desde una de las antecumbres donde nos quedamos (a unos 1375 mts.), son posiblemente de las mejores de toda la zona, con una panorámica espectacular en 360º de Sur a Oeste —la costa, el Peñón de Gibraltar, Africa, Sierra Bermeja, Crestellina, Hacho de Gaucín, Valle del Genal, Sierra de Líbar, Sierra de las Nieves con el Cascajares, Alcojona, Abanto y Torrecilla, y Sierra Blanca con la Concha. Incluso se podía ver a lo lejos La Maroma, el Lucero e incluso muy difuminada Sierra Nevada.
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Pepe León










Pepe León
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13 septiembre 2006

Mayo de 2.005: en la cumbre de la Maroma

En la cumbre de la Maroma

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11 septiembre 2006

Escuela de senderismo del GPS


Dany, el gepero más joven, guiado por una monitora del GPS, en una de las clases prácticas impartidas este verano.

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Noche en la Maroma

Octubre 2.008
Noche en la Maroma subiendo por las Llanadas de Sedella










El recorrido: la Maroma desde Llanadas de Sedella

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Septiembre 2.006
Noche en la Maroma subiendo por el Robledal


Desde el principio del verano quería pasar una noche en la cumbre de la Maroma pero por unas cosas y otras lo había ido posponiendo ocasión tras ocasión, por lo que había que aprovechar la última oportunidad del año que me daba la luna llena de septiembre.

A las 19:00 comienzo a andar desde el área de acampada de los Robledales, el ambiente es fresco, invita al paseo, así que, paso a paso, sin dificultades, voy ganando altura hasta llegar al primer hito importante del recorrido, el Contadero.

Pasadas las primeras rampas fuertes, antes de llegar al Salto del Caballo, con el sol dormido y la luna aún desperezándose, las primeras dudas surgen a mi cabeza, ¿qué hago aquí, a oscuras, en medio del monte, solo, cansado...?, repetidas veces pienso en volver sobre mis pasos pero enciendo el frontal y sigo caminando, ¡hay que vencer los temores, me repito una y otra vez!.

La senda se suaviza, ¡menos mal!, tropiezo con un rebaño de cabras que siguen un rato el haz de la luz blanquecina que me abre paso y ya libre de temores, disfrutando del camino y de la noche, llego a las 21:45 al Salto del Caballo, segundo hito significativo de la ruta.

Después de dejar atrás a una pareja de daneses que vivaqueaban al lado del camino, empiezan las dificultades, el sendero se pierde a menudo y la mayor parte del tiempo voy campo a través, piedra a piedra asciendo lentamente.

A las 24:00 llego muy cansado a la solitaria cumbre, ¡he tardado 5 horas!, apenas como algo y me acuesto, a mi derecha el gigantesco poste geodésico de la Maroma, arriba, la luna llena, grande y luminosa, estrellas y alguna que otra fugaz. Intento dormir mientras una ligera brisa refresca mi cara y escucho el silencio aguzando el oído, pero nada, ni un ruido, salvo uno que me sobresalta al moverse la bolsa donde tenía guardada mi comida al intentar abrirla un pequeño roedor.




Sigo tumbado, mirando el cielo, pensando, disfrutando esos momentos hasta que el sueño me trasporta en un santiamén al amanecer, desayuno, tertulia con unos montañeros que llegaron en esos momentos desde Canillas de Aceituno y a las 8:30 regreso a la civilización por la senda que pasa por el Tajo Voladero.

A las 11:30 me despido del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama.

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Otras cosas
Los carteles indicadores correspondientes al Contadero y al Salto del Caballo han desaparecido. Son dos hitos importantes de la ascensión a la Maroma, señalados además en el panel explicativo que hay al principio de la ruta y que por tanto, sirven de guía al caminante que explore por primera vez estas tierras. La Dirección del Parque debería reponer los carteles citados

Unas marcas/flechas rojas que señalan el camino, si bien durante el día pudieran parecer redundantes, durante la noche me sirvieron de gran utilidad, muchas gracias a quién las haya pintado.

El Contadero
Estrecho paso entre rocas donde los pastores, a subir y bajar de la sierra con su ganado, realizaban un rápido recuento para comprobar que no se les había quedado ningún animal atrás.


La Maroma
Apenas a unos metros de la cumbre de la Maroma existe una profunda sima donde, antiguamente, los llamados “hombres de la nieve”, acumulaban la nieve en invierno para venderla en verano. El nombre de la montaña procede de la maroma o cuerda que utilizaban para poder bajar a la sima a por la nieve.



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07 septiembre 2006

Descenso en canoa por el río Sella

Paco y ani remando como profesionales

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06 septiembre 2006

Angosturas Guadalmina

Saliendo de la cueva

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El GPS entra en la era audiovisual

... a la media hora, cuando ya nadie lo esperaba, nos llevamos la segunda gran alegría del día, llega a la cumbre de la Maroma el resto de grupo de Canillas, Ana con cara de agotamiento, Manolo de sufrimiento, sus botas de hierro le está destrozando, sólo se salva Fernando, el más fresco de los tres.

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04 septiembre 2006

Lagos de Covadonga

Antes de las 10 de la mañana, que es cuando se puede subir en vehículo propio a los lagos por estas fechas, dejamos el coche en el pequeño aparcamiento del lago Ercina, a 1.108 metros de altitud.

Elegimos, entre los numerosos caminos que el Parque Nacional de los Picos de Europa tiene habilitados, el PR-PNPE-2, un sendero que rodea el lago Ercina, nos enseña un par de majadas, bordea el lago Enol, sube hasta el mirador Entrelagos, con vistas incluso al mar Cantábrico y nos deja de nuevo en el aparcamiento.

En el aparcamiento encontramos a los coches custodiados por vacas, una a cada lado, para, según Pablo, protegerlos de los yonkis de la zona.
En el lago Enol, un lugar para recordar

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03 septiembre 2006

Garganta del Cares


Siguiendo las instrucciones de Fran, a quién el GPS envió meses atrás para explorar esta ruta, dejamos el coche en el aparcamiento del polémico funicular subterráneo que une Poncebos con Bulnes.

La ruta no tiene pérdida, solo hay que seguir los paneles indicadores que señalan el camino hasta adentrarse, tras una hora de “dura” subida, en la garganta del Cares, donde el camino, pegado a la pared rocosa, se vuelve cómodo y vistoso, para llegar, en otras dos horas, hasta Caín.

En Caín, uno de nosotros nos avisa:
- ¡Vosotros veréis lo que hacéis, pero no puedo volver andando por el mismo camino!

¿Y que hacemos?, menos mal que la suerte nos sonrió, justo en ese momento un “vehículo-taxi” partía hasta Poncebos por el “módico” precio de 25 euros, a donde llegaría tras dos horas y media recorriendo más de cien kilómetros por carretera de montaña, apenas unos minutos antes de los que se quedaron y volvieron andando por el mismo camino, en total veinticuatro kilómetros, disfrutados metro a metro, sobre todo a la vuelta, cuando el sol ya no abrasaba a la garganta más famosa de los Picos de Europa.




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Descenso en canoa por el río Sella

A las 11 de la mañana, en Arriondas, se da la señal de salida, las canoas se echan al agua del río Sella para recorrer unos 12 kilómetros de su divertido y variado cauce.

Navegando entre salmones, las zonas calmas se van sucediendo por otras donde los rápidos te pueden tirar de la canoa a poco que te descuides, el verde del paisaje contrasta con el gris de las montañas que vigilan el río, orillas acantiladas dejan paso a playas acogedoras que te invitan a detenerte y descansar, bañarte, tomar el sol o reponer energías con el picnic que te suministra cualquier empresa que organiza la actividad (en nuestro caso, Asturaventura, www.tucanoa.com ).

Remando poco a poco, parando un buen número de veces, sin prisas, llegamos al punto de recogida a las cuatro y media de la tarde, donde un microbús nos devuelve al punto de partida.

La experiencia, nueva para todos nosotros, nos deja muy contentos, el precio pagado por ella, 20 euros por persona, se nos ha devuelto generosamente con un buen número de vivencias agradables.

Por la tarde, comentamos las incidencias de la jornada, mientras degustamos, en el restaurante Casa de la Fabada, lo que nos pareció, una exquisita fabada regada con sidra de la tierra.

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