GPS Senderismo Familiar Costa del Sol

18 enero 2010

Fiesta de cumpleaños en Sierra Crestellina













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10 enero 2010

Cortado el acceso a la Vereda de la Estrella por Guejar Sierra

Malas noticias para los montañeros.

En Guejar Sierra, las lluvias torrenciales de los últimos días han provocado el hundimiento y corte de un tramo de unos 20 metros de la carretera por la que se accede al Barranco de San Juan y comienzo de uno de los caminos históricos de Sierra Nevada, la Vereda de la Estrella.

La carretera, antiguo trazado del tranvía de Sierra Nevada, permanecerá cortada hasta que las circunstancias climáticas, políticas y económicas lo permitan. Esperemos que sea pronto.

Fuente: Ideal.es

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03 enero 2010

El Fuerte de Frigiliana

Isabel señala la cumbre de El Fuerte


El Fuerte de Frigiliana, de 1.005 metros de altura, es una más de las muchas montañas con historia de Sierra Almijara.

Dicha historia la cuentan unos azulejos que podemos ir leyendo mientras ascendemos por las pequeñas callejuelas del pueblo en dirección a nuestro destino.

La ruta la podemos empezar desde la zona de aparcamientos de la localidad, cerca de las proximidades de la oficina de la Policía Local. Hay que ir ascendiendo por las calles de Frigiliana hasta salir del casco urbano por el Norte de la ciudad.



Continuamos por el carril acementado que encontramos a continuación y giramos por el primer desvío a la derecha.

Unos pocos metros después, a la izquierda, nos encontramos con unas escaleras que asciendes paralelas a una acequia. Subimos las escaleras y continuamos por el sendero que nos debe llevar, después de ascender unos 700 metros, sin pérdida alguna, hasta la cumbre de El Fuerte.






Por el camino habremos tenido ocasión de contemplar, entre otras las cumbres del Lucero, el Cielo, el Cisne, Nido de Buitres, Tajo Almendrón …


En la foto de arriba, Isabel señala la cumbre del Lucero

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Por el camino nos encontramos los restos de una calera.


La espectacular cumbre de El Fuerte, una cima donde se respiran historias de guerra:




La Maroma desde la cumbre de El Fuerte



Artículos interesantes sobre El Fuerte de Frigiliana:

Grupo montañero Andax

Ruta Frigiliana - El Fuerte

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Marrakech, valle de Ourika y Oukaimeden

Domingo, 27 de diciembre de 2009

Escribo estas líneas desde una pequeña habitación del Hotel Ryad Mogador Marrakech (e-mail: mogador-marrakech@menara.ma) desde donde contemplo las luces de la bulliciosa ciudad de Marrakech con la Koutobia sobresaliendo por encima de los demás edificios y mientras escucho el sonido del tráfico intenso y el trasiego de sus habitantes. Nos encontramos a menos de un centenar de metros de las murallas de la Medina.





Acabamos de llegar desde Málaga. Cogimos el primer ferry desde Algeciras, atravesamos un mar movido inmovilizados en las butacas para evitar el mareo, tardamos más de 2 horas en atravesar la frontera -a pesar de la generosa propina/impuesto que tuvimos que abonar- y tras recorrer más de 590 kilómetros por excelentes y baratas autopistas (pagamos en peajes unos 170 dirham desde Tánger) llegamos y nos sumergimos en el caótico y emocionante tráfico de Marrakech. Conducir en cualquier ciudad de Marruecos es toda una experiencia.

Nos dio tiempo para una primera inmersión en la ciudad marroquí, pasear por sus animadas y coloridas calles y visitar la peculiar y divertida plaza Yemaa el Fna (la plaza de los Contadores de Cuentos).





El cansancio y el sueño ya me están venciendo y mañana nos espera un día largo, hemos quedado en salir temprano, hay mucho que ver en Marrakech, pero ahora toca descansar.

Buenas noches.


Lunes, 28 de diciembre de 2009

Uf, si que ha sido un día largo y duro, si, intenso, cargado de emociones, de sensaciones visuales, olfativas, sonidos distintos, Marrakech ofrece un sin fin de contrastes al viajero procedente del mundo occidental.

Es tarde y estoy muy cansado, solo me quedan fuerzas para resumir el día vivido en breves recuerdos:

- Largo paseo a la Menara, regreso en dos “petit taxis” (solo caben 3 personas).

- Cientos de pequeñas callejuelas nos invitan a perdernos por la Medina y su zoco.


- Para comer probamos tagine vegetal y couscous de cordero en una terraza desde donde se divisaba la parte alta de de la ciudad, las azoteas de Marrakech y mientras escuchábamos en silencio la llamada a la oración de los muecín desde las numerosas mezquitas de la ciudad. Cenamos en otra terraza con vistas a la plaza Yemaa el Fna.


- Después de visitar las Tumbas Saadíes regresamos a la plaza de los Contadores de Cuentos en una calesa, otra experiencia que no hay que perderse en Marrakech.





- Mucha gente por todas partes, no tienes un minuto de aburrimiento, solo con pasear por las calles de Marrakech ya se justifica el largo viaje.



Mañana nos vamos de Marrakech, partimos para el valle de Ourika, ¡el territorio de los pueblos bereberes!, cambiamos la ciudad por el campo.

Buenas noches.


Martes, 29 de diciembre de 2009

Las 9 de la noche, nos encontramos en el Hotel Auberge Le Maquis situado en el valle de Ourika, a 45 kilómetros de la ciudad de Marrakech. Ya hemos cenado, sopa de verduras, tagine y couscous de ternera y para beber, vino tinto de Mekines (no está nada mal para 98 dirham la botella), así que no voy a escribir mucho, el cansancio y el vino me están cerrando los ojos.

Hemos pasado un día sorprendente, por pura casualidad pudimos conquistar un tres mil del Atlas, el Oukaimeden de 3.260 metros, justo enfrente del Toubkal, pero mejor no precipitarme, antes debo contar otras cosas:

- Salimos muy temprano de Marrakech rumbo al valle de Ourika. Llegamos sin problemas al hotel reservado, como ya hemos indicado el Auberge Le Maquis, buen trato, agradable, buena comida, precio razonable.

- Dejamos el equipaje y a uno del grupo, lesionado aún por el fuerte castigo inflingido desde cuando conquistamos el Encinetas. El resto partimos rumbo a la estación de esquí de L’Oukaimeden.

- Primer problema, los años del coche y la fuerte ascensión por la carretera de montaña lo recalientan alarmantemente, el agua del radiador hierve avisando de que hay que detener el vehículo inmediatamente. Paramos, solo nos queda esperar y confiar en nuestra suerte, rogando, deseando que no sea nada importante.
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- ¿Damos la vuelta?, nos preguntamos en ese momento, NO, nos respondemos, lo que tenga que pasar pasará de cualquier forma, así que seguimos, apenas nos quedan un par de kilómetros para llegar a la estación. Seguimos en silencio, atemorizados por lo que pueda pasar.

- Por fin llegamos. Hay que pagar 15 dirham para entrar. Aparcamos y como buenos montañeros nos disponemos a subir la primera montaña que divisamos atravesando un poblado bereber con aspecto de abandonado.



- Conquistamos la cumbre sin mayores problemas. Por el camino recogimos una herradura de asno y negociamos con un vendedor de collares que nos siguió durante la mayor parte del trayecto.


- Desde allí arriba, casi por casualidad, vimos, a lo lejos, como un telesilla funcionaba y se adentraba en lo más alto de las montañas del Atlas. Es nuestra oportunidad, no dijimos, la oportunidad de conquistar -aunque con ayuda mecánica- una cumbre importante del Atlas. Y allá que nos fuimos.



El sueño me vence y la batería del portátil se está acabando, espero que aguante para contar el final del día.

- Cogimos el remonte, pagamos 25 dirham por persona, ida y vuelta, y después de 25 minutos de rápido recorrido el telesilla nos deja en la cumbre del Oukaimeden a 3.260 metros de altura; aunque la mala suerte del día todavía tenía que darnos otro disgusto: Isabel no se puede bajar a tiempo del telesilla y se tiene que tirar desde una altura considerable. Por un momento temimos lo peor, pero no, el incidente terminó con unos cuantos moratones, ¡la herradura!, dijo alguien, ¡suerte que encontramos la herradura!.






Piiiii, piiiii, la batería se está acabando definitivamente, tengo que terminar por hoy.

Buenas noches.






Miércoles, 30 de diciembre de 2009

Acabamos de llegar a casa, son las 2 de la madrugada del día siguiente, el último del año, hemos concluido el viaje, con un final, que vaya, vaya, cargado de suspense hasta el último momento. Hemos podido volver hoy de puro milagro, ¿o será la herradura actuando nuevamente?.

Intentaré contarlo ordenadamente:

1. Partimos del valle de Ourika a las 6 de la madrugada. Conducir a esa hora es más complicado si cabe, las carreteras están poco iluminadas y los arcenes llenos de bicicletas sin luz, motocicletas y personas, la mayoría encapuchadas.

2. Sin contratiempos llegamos a Tánger sobre las 14:30. En Tánger nos sorprendió la juventud subiéndose a los camiones en marcha, suponemos, que por pura diversión.

3. Nos dio tiempo a darnos una vuelta por Tánger.

4. En la frontera nos reciben “funcionarios” marroquíes y nos van guiando –no sin antes “exigirnos” la propina de rigor- hasta el lugar de embarque.

5. Apretón de manos, ya estamos casi en casa, el viaje ha sido un éxito. Eso creímos, pero no, la cola para embarcar no era de la compañía que teníamos contratada. ¡No teníamos billete para el barco en el que esperábamos embarcar¡.

6. Aún peor, unos “desganados” empleados de la compañía que teníamos contratada, Acciona, nos comunican que, por mal tiempo, la salida de nuestro barco se había suspendido.

7. Momentos de tensión, nos encontramos encerrados en la cola de un barco del que no tenemos billete (de la compañía Comarit) y el barco contratado no va a salir por lo menos hasta mañana, y un empleado de Comarit nos dice que el barco al que esperamos está completo, ¡no hay billetes!, nos asegura.

8. Por un momento temimos lo peor, tendríamos que pasar una larga noche en el puerto a la espera de coger el primer ferry de Acciona al día siguiente contando con el permiso de la mar.

9. La herradura o la intuición nos salvó de la “dejadez” y/o “negligencia” del empelado de Comarit, al volverle a preguntar nos respondió, a trancas y barrancas, que no había billetes para camiones y autobuses pero si para pasajeros y turismos, ¡la madre que lo trajo al mundo!.

Llegamos a casa.
Fin del viaje.
Buenas noches.

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