Marrakech, valle de Ourika y Oukaimeden
Escribo estas líneas desde una pequeña habitación del Hotel Ryad Mogador Marrakech (e-mail: mogador-marrakech@menara.ma) desde donde contemplo las luces de la bulliciosa ciudad de Marrakech con la Koutobia sobresaliendo por encima de los demás edificios y mientras escucho el sonido del tráfico intenso y el trasiego de sus habitantes. Nos encontramos a menos de un centenar de metros de las murallas de la Medina.
Acabamos de llegar desde Málaga. Cogimos el primer ferry desde Algeciras, atravesamos un mar movido inmovilizados en las butacas para evitar el mareo, tardamos más de 2 horas en atravesar la frontera -a pesar de la generosa propina/impuesto que tuvimos que abonar- y tras recorrer más de 590 kilómetros por excelentes y baratas autopistas (pagamos en peajes unos 170 dirham desde Tánger) llegamos y nos sumergimos en el caótico y emocionante tráfico de Marrakech. Conducir en cualquier ciudad de Marruecos es toda una experiencia.
Nos dio tiempo para una primera inmersión en la ciudad marroquí, pasear por sus animadas y coloridas calles y visitar la peculiar y divertida plaza Yemaa el Fna (la plaza de los Contadores de Cuentos).
El cansancio y el sueño ya me están venciendo y mañana nos espera un día largo, hemos quedado en salir temprano, hay mucho que ver en Marrakech, pero ahora toca descansar.
Buenas noches.
Lunes, 28 de diciembre de 2009
Uf, si que ha sido un día largo y duro, si, intenso, cargado de emociones, de sensaciones visuales, olfativas, sonidos distintos, Marrakech ofrece un sin fin de contrastes al viajero procedente del mundo occidental.
Es tarde y estoy muy cansado, solo me quedan fuerzas para resumir el día vivido en breves recuerdos:
- Largo paseo a la Menara, regreso en dos “petit taxis” (solo caben 3 personas).
- Cientos de pequeñas callejuelas nos invitan a perdernos por la Medina y su zoco.
- Para comer probamos tagine vegetal y couscous de cordero en una terraza desde donde se divisaba la parte alta de de la ciudad, las azoteas de Marrakech y mientras escuchábamos en silencio la llamada a la oración de los muecín desde las numerosas mezquitas de la ciudad. Cenamos en otra terraza con vistas a la plaza Yemaa el Fna.
- Después de visitar las Tumbas Saadíes regresamos a la plaza de los Contadores de Cuentos en una calesa, otra experiencia que no hay que perderse en Marrakech.
- Mucha gente por todas partes, no tienes un minuto de aburrimiento, solo con pasear por las calles de Marrakech ya se justifica el largo viaje.
Mañana nos vamos de Marrakech, partimos para el valle de Ourika, ¡el territorio de los pueblos bereberes!, cambiamos la ciudad por el campo.
Martes, 29 de diciembre de 2009
Las 9 de la noche, nos encontramos en el Hotel Auberge Le Maquis situado en el valle de Ourika, a 45 kilómetros de la ciudad de Marrakech. Ya hemos cenado, sopa de verduras, tagine y couscous de ternera y para beber, vino tinto de Mekines (no está nada mal para 98 dirham la botella), así que no voy a escribir mucho, el cansancio y el vino me están cerrando los ojos.
Hemos pasado un día sorprendente, por pura casualidad pudimos conquistar un tres mil del Atlas, el Oukaimeden de 3.260 metros, justo enfrente del Toubkal, pero mejor no precipitarme, antes debo contar otras cosas:
- Salimos muy temprano de Marrakech rumbo al valle de Ourika. Llegamos sin problemas al hotel reservado, como ya hemos indicado el Auberge Le Maquis, buen trato, agradable, buena comida, precio razonable.
- Dejamos el equipaje y a uno del grupo, lesionado aún por el fuerte castigo inflingido desde cuando conquistamos el Encinetas. El resto partimos rumbo a la estación de esquí de L’Oukaimeden.
- Primer problema, los años del coche y la fuerte ascensión por la carretera de montaña lo recalientan alarmantemente, el agua del radiador hierve avisando de que hay que detener el vehículo inmediatamente. Paramos, solo nos queda esperar y confiar en nuestra suerte, rogando, deseando que no sea nada importante.
- Por fin llegamos. Hay que pagar 15 dirham para entrar. Aparcamos y como buenos montañeros nos disponemos a subir la primera montaña que divisamos atravesando un poblado bereber con aspecto de abandonado.
- Desde allí arriba, casi por casualidad, vimos, a lo lejos, como un telesilla funcionaba y se adentraba en lo más alto de las montañas del Atlas. Es nuestra oportunidad, no dijimos, la oportunidad de conquistar -aunque con ayuda mecánica- una cumbre importante del Atlas. Y allá que nos fuimos.
El sueño me vence y la batería del portátil se está acabando, espero que aguante para contar el final del día.
- Cogimos el remonte, pagamos 25 dirham por persona, ida y vuelta, y después de 25 minutos de rápido recorrido el telesilla nos deja en la cumbre del Oukaimeden a 3.260 metros de altura; aunque la mala suerte del día todavía tenía que darnos otro disgusto: Isabel no se puede bajar a tiempo del telesilla y se tiene que tirar desde una altura considerable. Por un momento temimos lo peor, pero no, el incidente terminó con unos cuantos moratones, ¡la herradura!, dijo alguien, ¡suerte que encontramos la herradura!.
Piiiii, piiiii, la batería se está acabando definitivamente, tengo que terminar por hoy.
Buenas noches.
Acabamos de llegar a casa, son las 2 de la madrugada del día siguiente, el último del año, hemos concluido el viaje, con un final, que vaya, vaya, cargado de suspense hasta el último momento. Hemos podido volver hoy de puro milagro, ¿o será la herradura actuando nuevamente?.
Intentaré contarlo ordenadamente:
1. Partimos del valle de Ourika a las 6 de la madrugada. Conducir a esa hora es más complicado si cabe, las carreteras están poco iluminadas y los arcenes llenos de bicicletas sin luz, motocicletas y personas, la mayoría encapuchadas.
2. Sin contratiempos llegamos a Tánger sobre las 14:30. En Tánger nos sorprendió la juventud subiéndose a los camiones en marcha, suponemos, que por pura diversión.
3. Nos dio tiempo a darnos una vuelta por Tánger.
4. En la frontera nos reciben “funcionarios” marroquíes y nos van guiando –no sin antes “exigirnos” la propina de rigor- hasta el lugar de embarque.
5. Apretón de manos, ya estamos casi en casa, el viaje ha sido un éxito. Eso creímos, pero no, la cola para embarcar no era de la compañía que teníamos contratada. ¡No teníamos billete para el barco en el que esperábamos embarcar¡.
6. Aún peor, unos “desganados” empleados de la compañía que teníamos contratada, Acciona, nos comunican que, por mal tiempo, la salida de nuestro barco se había suspendido.
7. Momentos de tensión, nos encontramos encerrados en la cola de un barco del que no tenemos billete (de la compañía Comarit) y el barco contratado no va a salir por lo menos hasta mañana, y un empleado de Comarit nos dice que el barco al que esperamos está completo, ¡no hay billetes!, nos asegura.
8. Por un momento temimos lo peor, tendríamos que pasar una larga noche en el puerto a la espera de coger el primer ferry de Acciona al día siguiente contando con el permiso de la mar.
9. La herradura o la intuición nos salvó de la “dejadez” y/o “negligencia” del empelado de Comarit, al volverle a preguntar nos respondió, a trancas y barrancas, que no había billetes para camiones y autobuses pero si para pasajeros y turismos, ¡la madre que lo trajo al mundo!.
Llegamos a casa.
Fin del viaje.
Buenas noches.
Etiquetas: Viajes
3 Comments:
El pueblo de Marruecos no se merece la panda de caraduras, negligentes e incompetentes que deambulan por la frontera, entre policías, funcionaros, allegados, empleados de las compañías navieras…, todos ellos aportan su granito para hacer muy incómoda la entrada y salida de Marruecos a todos los viajeros que quieran visitar el fantástico país del norte del continente africano.
Tampoco es que la frontera española sea un ejemplo a seguir, de ninguna manera.
By Anónimo, at 12:08 p. m.
Marruecos-o el arte del regateo y el soborno-.
El valle de Ourika, como un viaje en el túnel del tiempo. Pueblos bereberes pequeños e imágenes sacadas de las mil y una noches.
Oukaimeden, la única estación de esquí del norte de Africa,contraste entre la nieve, cerca del desierto, y unas vistas increibles del Atlas y las cimas de más de 4.000 metros.
Si además incluimos la plaza de Jemaa el Fnaa, el Zoco o la Medina- declarados Patrimonio de la Humanidad-, todo ello salpicado con una cultura, tradiciones, gentes y gastronomía increíbles, hacen más que recomendable la visita de Marrakech y sus alrededores.
By Pepe, at 3:06 p. m.
El viaje de regreso en el barco de la compañía Comarit fue bastante movido, sobre todo nada más salir del puerto de Tánger. Tantos bandazos daba el barco que las azafatas, en previsión de los mareos de los pasajeros, comenzaron a repartir bolsas de plástico de basura, como medida cautelar por lo que los pobres mareados pudieran expulsar.
Diego
By Diego, at 7:42 p. m.
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