GPS Senderismo Familiar Costa del Sol

03 agosto 2006

Reunión en el monte Palomas

Reunión en el Monte Palomas
Uno desde el Calamorro y el otro subiendo por Jabalcuza, nos encontramos, a las 18 horas, en el monte Palomas bajo un sol churrusqueante, menos mal que a la sombra del poste geodésico, con amplias vistas a la bahía de Málaga, al mar Mediterráneo y a Torremolinos, corriendo una ligera brisa, te sentías reconfortado y fresco.

Allí, sin más preámbulo y sin almas a la vista, se trataron los temas que había que tratar, se despacharon uno tras otro todos los asuntos pendientes, se escribieron cartas, se aprobaron presupuestos, se denegaron otros, se concedieron distinciones, altas, bajas, rutas, se aprobó una gratificación extraordinaria al Explorador del Juanar por su meritoria labor en el campo de la exploración, etc ..., etc..., así hasta las 21 horas, en el momento en que el Presidente se dio cuenta de la hora y dio por cancelada la sesión de trabajo.

Para volver a la civilización, a pesar de la tardía hora, al Presidente se le ocurre bajar por el cerro de Jabalcuza por una vereda que nos llevaría rápidamente, según el, a las proximidades del cruce de Churriana.

Empezamos a buscar la vereda, ya sin agua y por supuesto sin comida, no estaba previsto una marcha tan prolongada, y claro, ¡como no!, sea por la falta de luz, sea por lo de siempre, no perdemos.

Van pasando las horas, la noche se cierra, la sed y el hambre empiezan a pasar factura, los nervios enfrían la comunicación y el Presindente, a las 24h., aún sigue diciendo: -No pasa na, si la vereda tiene que estar justó aquí al lado.

Y seguimos dando vueltas, ahora parriba, ahora pabajo, al este, al sur, vueltas y vueltas entre espeso matorral y afilado pedregal.

En un momento de desesperación, la furia se apodera de mi cabeza, no se lo que me pasó, no se quién guió mis manos, que locura me invadió, casi desfallecido por el cansancio, la sed y el hambre, agarré el cuello del Presidente y apreté fuerte, apreté todo lo que mis escasas fuerzas daban de si.

- Presidennnnnnnteeeeeeeeee, mamonaaaazzzoooooooo
No se que hubiera pasado si en ese momento no escuchamos correr el agua, el Presidente, medio tosiendo, medio asfixiado, se hace entender
- El aguaaaaa , el agua es de un depósitooooooo que está al lado de la carretera, ya hemoooooos llegadooooooo, arggggggggggg.

En ese momento, escuchamos las campanadas de la Iglesia de Churriana, cuatro, son las 4 de la madrugada, es muy tarde pero hemos llegado y el Presidente sigue vivo (menos mal que las fuerzas eran escasas).

A la luz de las estrellas bajamos como podemos los pocos metros que nos quedan y, por fin, podemos dar por concluida la reunión en la cumbre del monte Palomas.

Algo avergonzado por mi comportamiento, sin decir nada, le doy un abrazo al Presidente que me mira con reprobación y me voy a por mi coche.

Hoy, ya es otro día.

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