Cerro Nicolás , ¡por fin!
La conquista del Cerro Nicolás
Mientras que un montañero Fulanejo se echaba a la mala vida en tierras chiclaneras, el resto, comprometidos en recuperar la vergüenza perdida la semana pasada en la ascensión fallida al Cerro Nicolás, acordaron intentar de nuevo la conquista del citado cerro, a pesar del mal tiempo anunciado, no sin antes encomendarse, como no podía ser de otra manera, a la providencia de los dioses del Juanar.
Siendo así, cuando el reloj marcaba las 9:30 de mañana y en Chiclana el Sol aún no había despuntado, cuatro montañeros Fulanejos, con el ceño fruncido y sin apenas cruzarse una palabra de más, iniciaron la ascensión del Cerro Nicolás por sus agrestes y escarpadas laderas.
A principio tuvieron que bregar con aulagas y enebros, cada paso tenían que estudiarlo cuidadosamente, cada metro ganado lo tenían que sobrepagar. Para cuando llegaron a las rocas, cuando creían que lo peor había pasado, la montaña se alió con el cielo y éste mandó la lluvia para empapar las rocas de agua volviéndolas extremadamente resbaladizas, peligrosas, mortíferas, pero nada ni nadie iba a poder ese día con los Demonios Caminantes que seguían ascendiendo contra todo buen juicio en busca de la cumbre del Cerro Nicolás, aut vincere aut mori.
Y lo consiguieron, llegaron, ¡cumbre!, ¡cumbre!, ¡cumbre!, y bajo la lluvia, entre las nubes, recuperaron la vergüenza perdida y lo celebraron por todo lo alto como si fuese la última comida de unos condenados a muerte, pensando quizás, en los resbaladizos precipicios que aún les quedaba por sortear antes de llegar a la seguridad de la carretera del Juanar.
Entre la niebla, se escuchó una voz:
Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais..., atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
Es hora de morir.
A pesar de las dificultades todos los Fulanejos llegaron sanos y salvos a la civilización, perdón, todos nó, a esas horas un Fulanejo seguía dando camballás por tierras gaditanas.
Entre la niebla, se escuchó una voz:
Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais..., atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
Es hora de morir.
A pesar de las dificultades todos los Fulanejos llegaron sanos y salvos a la civilización, perdón, todos nó, a esas horas un Fulanejo seguía dando camballás por tierras gaditanas.
Los Fulanejos
A cada paso que daban las dificultades aumentaban |
Trepando por los últimos metros |
Celebración en la cumbre del Cerro Nicolás |
El Hotel Refugio de Juanar visto desde la cumbre del Cerro Nicolás |
¡Foto de cumbre! |
¡Otra foto de cumbre! |
Comenzado la bajada bajo la lluvia |
Una foto extraída del Álbum anterior:
El Cazador de Rayos |
Etiquetas: Cerro Nicolás, Sierra Blanca
2 Comments:
La mujer del Fulanejo que estaba en Chiclana dice que la gente pudiente se va una semana a la India y los no pudientes dos días al Riu. ¿Qué necesidad hay de irse tan lejos a ver vacas andando por la calle y ratas viviendo a cuerpo de rey? ¡Con lo bonito que es Cádiz y lo cerquita que está!
Enhorabuena por haberos sacado semejante espinita “tamaño plátano” y a la próxima me apunto.
By Miguel Angel, at 1:19 a. m.
Propongo para la próxima invertir el asunto, nosotros nos vamos a Chiclana u el "Unknown" que suba el cerro Nicolás.
By Diego M., at 3:45 p. m.
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