Morir en la montaña
Te despediste de tu madre el día de Navidad, solo ibas a aparcar el coche, le dijiste, pero tus pasos te condujeron a la montaña, querías olvidar algún pensamiento doloroso y no encontraste otra forma mas que la de andar y ascender a la cumbre de la primera montaña que te encontraste.
Comenzaste a andar, lentamente, danto un paso tras otro, sin importarte los arañazos ni las piedras cortantes que laceraban tu desnudo cuerpo, no te importaba el dolor ni el frío, apenas los notabas, no te importaban ya que mitigaban el mas importante, el que te hacía daño en lo mas profundo de tu alma, el que te obligaba a seguir ascendiendo sin apenas ver, utilizando manos y pies, buscando la curación de tu gran dolor.
Cuando ya te era casi imposible dar un paso mas llegaste a la cumbre, te tendiste mirando las estrellas, apenas notando el frío intenso y allí te quedaste, respirando feliz, esperando la recompensa, la salvación, la curación.
Al poco te quedaste dormida, cerraste los ojos y la noche se encargó de cerrarte también los pensamientos y el sufrimiento.
Por la mañana seguiste ascendiendo, ya salvada, libre, sin dolor, sin esfuerzo, tan solo sentiste un pequeño destello de tristeza cuando miraste lo que dejabas abajo, el cuerpo de una hermosa joven de 22 años acariciado inútilmente por los primeros rayos de sol.
Descansa en paz María Dolores.
Comenzaste a andar, lentamente, danto un paso tras otro, sin importarte los arañazos ni las piedras cortantes que laceraban tu desnudo cuerpo, no te importaba el dolor ni el frío, apenas los notabas, no te importaban ya que mitigaban el mas importante, el que te hacía daño en lo mas profundo de tu alma, el que te obligaba a seguir ascendiendo sin apenas ver, utilizando manos y pies, buscando la curación de tu gran dolor.
Cuando ya te era casi imposible dar un paso mas llegaste a la cumbre, te tendiste mirando las estrellas, apenas notando el frío intenso y allí te quedaste, respirando feliz, esperando la recompensa, la salvación, la curación.
Al poco te quedaste dormida, cerraste los ojos y la noche se encargó de cerrarte también los pensamientos y el sufrimiento.
Por la mañana seguiste ascendiendo, ya salvada, libre, sin dolor, sin esfuerzo, tan solo sentiste un pequeño destello de tristeza cuando miraste lo que dejabas abajo, el cuerpo de una hermosa joven de 22 años acariciado inútilmente por los primeros rayos de sol.
Descansa en paz María Dolores.
Marqués de Calamorro
Etiquetas: Relatos
2 Comments:
Un buen sitio para morir, la cumbre de una montaña, lejos de la podredumbre de la humanidad.
By Anónimo, at 1:31 p. m.
Por estas épocas, en navidades, siempre me acuerdo de esta forma de morir, "en la montaña".
Allí es donde me gustaría morir, en lo alto de una montaña un día de primavera, o bajo la sombra de un gran árbol en un día caluroso de verano, con una botella de agua fresca al lado.
Las navidades me entristecen.
Germán
By Anónimo, at 10:15 a. m.
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