Noche en el Torrecilla
A las 21h comenzamos a caminar desde donde el carril de Quejigales se cruza con el carril de Tolox, allí donde los sabios regidores del Parque Natural Sierra de las Nieves, en su afán incesante de alejar al perverso ciudadano contaminador de la virginal montaña, han instalado una valla para impedir el paso a los vehículos que no dispongan de la llave del candado que la cierra a cal y canto.
Avanzamos por el carril de Quejigales, disfrutando de la frescura del atardecer, unos a paso lento, otros, aunque de mucha más edad, a paso ligero, instando a los demás a caminar más rápido. Cuarenta y cinco minutos después nos desviamos a la derecha para continuar por el carril de Pilones hasta llegar, sobre las 24h al puerto que le presta su nombre, el Puerto de Pilones.
En el Puerto de Pilones recuperamos energías, algunos ya están tocados y tienen que ser animados por los otros, aún enteros, con los estimulantes disponibles, un botellón de gazpacho andaluz, pasas de Corinto y gominolas amsterdanas con sabor a menta.
Repuestas las fuerzas y la alegría continuamos avanzando en fila india con los frontales encendidos hasta nuestra siguiente parada, el Pilón de Tolox, en donde esperamos proveernos de agua, si es que la hubiere o maldecir nuestro exceso de confianza si es que faltare.
Por suerte, la encontramos, rellenamos las botellas de un pequeño hilillo de agua saludable, fresca y clara que emana de la pared rocosa a cuyos pies construyeron el pilón.
Mientras bebemos del agua no apta para el consumo humano según indica un cartel informativo, negociamos el siguiente paso, unos, mirando la silueta negra de la montaña, temerosos de su altura y de sus doloridas rodillas, quieren desistir y extender el saco de dormir en el Pilón de Tolox, otros, rebosantes de fortaleza, insisten en subir a la cumbre aunque sea necesario emplear toda la noche en la encomienda.
Gana la llamada de la montaña, las ganas de dormir el lo más alto, la promesa de unas vistas sin parangón, el reconfortante frescor de la noche, gana la fuerza de la ilusión con la que hemos preparado la expedición, no hay quién nos pueda detener, nos decimos, y comenzamos a subir, pisando muy fuerte, cuando el reloj marcaba las dos y cuarto de la madrugada, con una única idea: conquistar la cumbre del Torrecilla.
Al principio subimos como podemos, los mas briosos los primeros, ganando distancia, los mas doloridos retrasándose segundo a segundo, aguantando el martirio de las cuchillas clavadas en sus rodillas. En los últimos metros nos reagrupamos de nuevo, avanzamos, paramos, respiramos, seguimos de nuevo, todos, otra vez en fila india, pasa tú delante, dice uno, hay algo por allí arriba, y el indicado pasa y levanta su bordón con arriscamiento dispuesto a usarlo ante el menor contratiempo.
Sobre las tres y media, por fin, llegamos a la solitaria cumbre del Torrecilla donde el cielo nos premia y nos cubre con mil luminosas estrellas y la tierra, que no quiere ser menos, nos ofrece un paisaje anaranjado esplendidamente dibujado con las luces de las poblaciones que se divisan desde la atalaya más alta de la Sierra de las Nieves.
Preparamos el campamento, cenamos, respiramos fuerte, apenas hablamos y en comunión con la frescura de la noche y la belleza del entorno, perdonamos las ofensas de nuestros enemigos y dormimos placidamente hasta que el Sol, con infinita alegría, despierta al primero y éste a los demás, todos, con los motores vitales cargados al máximo, ¡lo que reconforta dormir y despertar en la cumbre del Torrecilla!.
Por la noche, mientras nuestras almas deambulaban por el mundo de los sueños, recibimos la visita de un habitante del lugar, quién, sin pedirnos permiso, se llevó el desayuno de una de nuestras mochilas.
Sobre las 8h comenzamos el regreso, al principio todo va bien, pero, a mediación de la Cañada del Cuerno, sufrimos un feroz ataque de las temibles ampollas y el de más edad es alcanzado y herido brutalmente, apenas puede andar y la marcha, entre dolores y maldiciones, se retrasa inevitablemente.
Con todo, llegamos al coche siendo las 13h45’ del día 5 de julio de 2.008, dispuestos a repetir, “una vez al año”, la experiencia, en cualquier lugar de los muchos que nos ofrece nuestra tierra.
GPS Senderismo Familiar de la Costa de Sol
Etiquetas: Sierra de las Nieves, Torrecilla
7 Comments:
Excelentes fotos y relato y mi enhorabuena a los que sabéis sacar partido de las montañas y naturaleza que Dios nos ha regalado para nuestro disfrute.
Teresa Avilés
By Anónimo, at 11:48 a. m.
El comentario, "allí donde los sabios regidores del Parque Natural Sierra de las Nieves, en su afán incesante de alejar al perverso ciudadano contaminador de la virginal montaña", sobra.
O lo suprimís en 10 días o ateneros a las consecuencias
By Anónimo, at 11:29 a. m.
Después de la experiencia adquirida que no fue poca, piensa que ademas de las 14 horas de recorrido la lesión, que sufrimos dos de los aventureros, que hizo aún más meritoria la hazaña. Tomo nota del doble calcetín y la plantilla. No llegué cansado a la noche, no tuve agujetas por eso habría que preparar algo para fechas próximas. Yo, salí bien,salvo la lesión de botas nuevas y los accesorios que detallé pero por andar. Hoy he estado en Expo-Zaragoza 2008 10 horas casi continuas de pié , haciendo cola o paseando y estoy tan normal una vez he descansado.
Juan animate que hasta tuvimos la visita de un animal que se comió mi desayuno y casi la bota de Diego.
Un abrazo desde Vilanova del Camí (Barcelona)
By Anónimo, at 9:47 a. m.
Es una experiencia única la de dormir al raso, sintiendo el aire en tu rostro, el silencio de la noche y la vista perdida en los millones de estrellas que nos perdemos en las ciudades con la contaminación y derroche lumínico existente hoy día. Y luego dirán que hay que ahorrar energía.
Como os decía, es una experiencia fascinante, dormir en la cumbre del Torrecilla, de la Maroma, en la cumbre que sea o donde sea, una experiencia que todo el mundo debería probar al menos una vez en su vida.
Venga, animaros, llenemos las noche de verano de gente andando y durnmiendo en las montañas, que para eso están.
Eha, ya está dicho lo que tenía que deciros, y na mas por ahora.
Fidel, montañero, senderista y consejero mental y del alma.
By Anónimo, at 5:59 p. m.
Ya me gustaría poder ir con vosotros a una de esas excursiones nocturnas que haceís los veranos, he leído la del Torrecilla, la Maroma, el Lucero, la Vereda de la Estrella, debe ser muy emocionante poder andar por esos caminos bajo la luz de las estrellas. Ya me gustaría ya, pero entre otras cosas a mi esposa no le gustaría que la dejase sola con los niños y claro está que ella no se vendría ni pagada.
Tendré que conformarme con leeros y ver vuestras fotos.
Suerte y aprovechar los que podaís todo lo que podaís.
Valentín
By Anónimo, at 5:48 p. m.
Un millón de pasos deberéis de dar
si a la cumbre del Torrecilla queréis llegar
deberéis pasar entre grandes y viejos pinsapos
mirar el horizonte desde el puerto de los Pilones
recorrer un sendero entre retorcidos quejigos
presentar vuestros respetos a la Virgen del Pilón de Tolox
acometer con fiereza la durísima cuesta final
para encontraros cerca del cielo malagueño
Alma
By Alma, at 10:17 a. m.
Cuanto bien nos aporta el dormir al raso en la montaña. Cuantos recuerdos me ha traido el relato, recuerdos que anadaban perdidos en la memoria y que cogería de nuevo si las fuerzas me lo permitiesen.
Paco Cano
By Cano, at 7:49 p. m.
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