Alfarnate y una historia de la guerra

Había ido a explorar la zona más nororiental de la provincia de Málaga, justo en su límite con la de Granada: Alfarnate y sus alrededores. Era un lugar que no conocía hasta entonces y no podía imaginar que descubriría un paisaje de ensueño; unos valles preciosos rodeados de sierras y macizos espectaculares; un pequeño paraíso cercano, ideal para los amantes de la montaña.

En busca del acceso a uno de sus picos, El Vilo, me encontré la agradable sorpresa del día: un amable pastor de la zona, José Jiménez, que buscaba unas ovejas perdidas, y que me contó esta historia.

Durante la guerra civil llegó a su cortijo un hombre de Estepona con la mano ensangrentada. Mientras la madre de José –que por entonces tenía sólo seis años–, le ponía una venda y le curaba, explicó que había escapado de un fusilamiento. Le dispararon en la mano, se frotó la cabeza y la cara con la sangre y simuló estar muerto. Los “civiles” así lo creyeron y no ejecutaron el típico “tiro de gracia”. Había estado varios días huyendo y permaneció poco tiempo en el cortijo porque le seguían, y su intención era llegar hasta Francia…
La historia es un poco más larga, quizá algún día la cuente en su totalidad, pero creo que es suficiente para darnos cuenta de la crueldad y la sinrazón de la guerra.
En cuanto al Pico de El Vilo –de 1.415 mts.– he de decir que tiene un acceso por un carril que han ampliado, pero creo que hay una mejor subida por el llamado cortijo-lagar de Olmedo, hasta llegar a un bonita senda entre pinos.